La muerte se harta de
impuestos: reclama una rebaja del IVA
Es la única certeza que hay en esta vida: la muerte.
España tiene una tasa bruta de mortalidad de un 8,5%, un 20% por debajo de la
media de la Unión Europea (10,2%). En concreto, en 2017 fallecieron 423.643
personas (un 3,17% más que en 2016), según el Instituto Nacional de Estadística
(INE). “Fuimos uno de los sectores que más sufrimos la crisis al no poder hacer
restructuraciones de personal ni de infraestructuras. Ahora nos estamos
recuperando”, señala Juan José López Vivas, vicepresidente primero de Panasef.
La otra certeza es que un entierro es caro. Por
término medio, su precio oscila entre los 3.000 y 5.000 euros. Ahí
entran en juego muchas variables, desde el lugar (no es lo mismo una ciudad
como Madrid o Barcelona, en otra capital de provincia, o en un pueblo) hasta el
velatorio, sin olvidar el ataúd, entre otras variables.
La Asociación Nacional de Servicios Funerarios
concreta que son unos 400.000 los servicios que desarrolla cada año. ¿Traducido
a euros? Unos 1.505 millones en 2017. Pero clama por una bajada de impuestos.
Sobre todo del IVA.
El aumento del IVA en 2012 supuso para las
familias que su factura se incrementara, de media, unos 600 euros
Fue en julio de 2012 cuando el Gobierno subió la
tasa del 8% al 21%. El cambio supuso para las familias que su factura se
incrementara, de media, unos 600 euros. “Hemos pedido que se rebaje mediante
proposiciones no de ley a la par que se reducía el IVA cultural, el de gastos
veterinarios y el de higiene íntima de la mujer. Ha sido en vano aunque el
servicio lo utiliza toda la población”, se lamenta Juan José López Vivas que
reclama volver al 8%.
En concreto, ¿en
qué se nos va el dinero cuando llega este hecho luctuoso? Según Panasef, la
mitad del gasto (49,5%) se destina a servicios funerarios (arca, traslado del
difunto, instalaciones para velatorio, permisos administrativos…); el 18,5% lo
que denominan como destino final (cementerio o cremación-urna); el 17% son
impuestos; y el 15%, complementarios (certificados y tasas, iglesia, coronas,
lápida y esquela). “Se nos achaca que el precio es muy elevado pero hay que
tener en cuenta que el 35% son tasas municipales e impuestos”, acota el
vicepresidente primero de Panasef.
LA INCINERACIÓN GANA TERRENO
Son 7.500 las salas que cubren en España los 1.120
fallecimientos por término medio que se producen a diario. Si la opción del
fallecido es la incineración, son 404 los hornos que atienden este compromiso.
Pueden atender hasta 1.704 cremaciones al día, aunque no se suele llegar a esa
cifra, ya que la media es de 446 incineraciones diarias.
Como curiosidad, la brecha existente entre la
defunción de hombres y mujeres se va acortando poco a poco cada año. “Año a
año se acorta una décima. La incorporación laboral de la mujer al mercado de
trabajo y, por tanto, estar sometida a los mismos riesgos, está reduciendo la
distancia”, indica Juan José López Vivas. Asimismo, cada vez la mujer está
incorporada al sector: ya son un 26% y, de ese porcentaje, un 18% ocupan
puestos de alta dirección.
¿Incineración o inhumación? Desde 2005,
la incineración ha pasado del 15% al 38%. En capitales como Sevilla o
Málaga, esa cifra supera el 50%. También en Madrid. Su número todavía es escaso
si lo comparamos con países como Inglaterra, Francia o Suecia, donde llega al
70%, pero supera a Portugal (6%) e Italia (15%).
Según NorteHispana Seguros, del grupo Catalana
Occidente, la incineración gana adeptos entre aquellas personas que contratan
un seguro de decesos. Atendiendo a los datos de la propia compañía, durante el
último lustro la contratación de este servicio aumentó un 70%
mientras que la inhumación sólo lo hizo en un 6,7%. Así la inhumación ha pasado
de un 80% a un 71,5%, mientras que la incineración ha crecido desde un 19,9% a
un 28,4%.
La zona norte de España es donde más claramente se
está produciendo este cambio, mientras que en Andalucía y Baleares siguen
siendo fieles al enterramiento atendiendo a los datos de NorteHispana.
LOS GADITANOS, LOS MÁS PREVISORES ANTE LA MUERTE
Para que este gasto en ocasiones inesperado (un
accidente, una enfermedad rápida…) no les pille por sorpresa, es decir, sin
dinero en los bolsillos, muchas personas optan por contratar un seguro de
decesos. Otros lo hacen para no dejar sobre los hombros de sus hijos esta
carga.
De los 46,5 millones de españoles, un
poco menos de la mitad (21,52 millones, es decir, el 46,3% del total) ha optado
por protegerse con una de estas pólizas según ICEA (Investigación
Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones). Teniendo en
cuenta que en el mercado hay 8,2 millones de pólizas, la media por contrato es
de 2,62 asegurados.
El pasado año, el sector se hizo cargo del
entierro de 255.934 personas. Es decir, el 60% de los fallecidos en el país.
Esta es una de las conclusiones que se desprenden del Informe Estamos
Seguros 2017 elaborado por Unespa. La mayoría de las inhumaciones
(187.477) se produjo en la misma localidad donde ocurrió el fallecimiento.
En 67.941 casos, un 27% del total, fue preciso trasladar el cadáver de una
población a otra dentro del territorio nacional. Asimismo, hubo 516 personas
que perecieron en el extranjero.
No todos los españoles aprovechan la vida para
pagar menos a la hora de su muerte. Sin embargo, unos piensan en ello más que
otros. Y ahí quienes se llevan la palma son los gaditanos.
El Gobierno
ha cambiado la forma de compensar a las compañías grandes consumidoras de
energía y el resultado es que han salido fortalecidas las más grandes en
detrimento de las pequeñas.
Según Unespa, un 86% de los habitantes de Cádiz están
bajo la cobertura del seguro de decesos, seguidos muy de cerca por los
abulenses (84%). A continuación, los ciudadanos de Badajoz (78%), Ciudad Real
(73%) y Huelva (72%). Quienes no les dan tanta importancia a ir pagando ‘tacita
a tacita’, como decía la actriz Carmen Maura en un anuncio en televisión, su
entierro son las personas de Melilla (18%), Soria (19%), Huesca (22%), Teruel
(23%) y Baleares (24%).
¿Cuándo se suelen firmar estos papeles? Las personas
toman conciencian de su ‘último viaje’ a partir sobre todo de los 40 años y
hasta los 60 años. Eso no significa que sea un ‘monopolio’ particular de
ellos.
El hecho de que a la hora de adquirir este producto
para hacer frente a la muerte, en el mismo se incluyan a los hijos, hace que
los cohortes de población menores de 30 años oscilen entre el 27% y el 44%. Por
ejemplo, el número de asegurados menores de cinco años es de 432.117, y de
cinco a nueve años, esa cantidad sube hasta los 662.258. En el otro extremo de
la balanza, en la actualidad hay 741.190 personas mayores de 85 años con un
seguro de decesos. ¿Desde cuándo? Sólo ellos lo saben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, todo comentario o escrito CONSTRUCTIVO, espero entre todos no avergonzarnos de ponernos al nivel de los que no queremos.
Gracias